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Diez razones para cometer plagio
Diez razones para cometer plagio
10 Razones para Cometer Plagio por Octavio Almirón

1) La cultura del remix: remezclar y crear algo nuevo a partir de una obra es algo que tradicionalmente siempre se hizo en el arte, ya sea en la música con los llamados “samples”, en el cine con la reinterpretación de infinidad de escenas, y no es diferente con la escritura. El proceso es simple: se recolecta material, se lo combina y por último se lo transforma. El plagio deja de existir cuando lo que se busca es crear algo nuevo a partir de influencias. El mismo Pablo Katchadjian afirmó durante su juicio con María Kodama que “los mejores momentos son aquellos en los que no puede saberse qué parte del texto es de quién”, ahí es donde el experimento literario se vuelve exitoso.

2) Ningún texto es propio: todas las obras que producimos son la suma de distintas influencias que incorporamos y van transformando nuestra visión del mundo. De esta manera también puede entenderse lo mucho que la lectura mejora a la escritura.

3) Copiar es una forma de aprender: es incalculable la cantidad de artistas que, por ejemplo, en el entorno de la música, comenzaron realizando covers antes de sacar sus propias canciones. Stephen King afirma que esto pasa sobre todo en los autores jóvenes y que con el tiempo la imitación estética disminuye, pero los vestigios de los escritores que uno ha leído permanecen.

4) La inspiración es un mito: no existe tal cosa como una epifanía que despierta la creatividad. Esos episodios son el resultado de una manera de vivir, de aplicar patrones de pensamiento que logran encajar piezas preexistentes. Ese momento en que las piezas que veníamos juntando terminan de unirse puede ser confundido con una revelación creativa o creación original.

5) Utilizar fragmentos de las obras de otros autores es un modo de homenajearlos. No hay algo que pueda hacer más feliz a un artista que ver cómo sus obras despiertan en los otros la necesidad de crear. Siempre intentando rodear dichos fragmentos con material que le haga honor, buscando elevar la obra y multiplicarla.

6) Los experimentos literarios: El Aleph Engordado de Pablo Katchadjian es el perfecto ejemplo de esto, una operación literaria en la que se “engordó” El Aleph de Borges. Las acusaciones de plagio contra Katchadjian terminaron desestimadas, ya que la justicia determinó que en las obras ya constituidas como clásicos universales no se ven perjudicados los derechos de los autores, concluyendo que “Estar en contra de estos experimentos literarios es desconocer el funcionamiento del arte y la literatura en el mundo contemporáneo”.

7) Este proceso de copiar, combinar y transformar ni siquiera es una invención humana, es algo que primeramente puede observarse en la naturaleza. La evolución genera este procedimiento. La vida es posible porque cambia y se adapta al entorno, el arte sobrevive porque se reproduce y evoluciona de igual manera que lo hace la vida. Nosotros mismos somos la suma de las experiencias que nos componen, nada más que plagios vivientes.

8) La innovación no es cosa de genios: Henry Ford no inventó el automóvil ni la cadena de montaje, pero al fusionarlas creó el primer automóvil de consumo masivo y revolucionó el transporte para siempre. Muchos de los inventos más grandes de la humanidad no surgieron de la originalidad, sino de la fusión de ideas previas aplicadas con un nuevo enfoque. Eso es exactamente lo que sucede en el plano artístico: la mezcla de estilos y fragmentos permite que la literatura siga creciendo y circulando.

9) Todo tiene un límite: tampoco es cuestión de tomar fragmentos de la obra de alguien y pegarlos en la propia sin una operación artística que lo sustente. No se pueden copiar páginas y páginas de un libro que te gustó y pegarlas en el tuyo simplemente porque sos incapaz de crear una obra propia. Parafraseando a Bukowski: si el arte no es lo tuyo, si intentas escribir y no te sale, si estás horas y horas mirando la hoja en blanco y no sos capaz de crear algo coherente, no lo hagas, dedicate a otra cosa. No seas como Jorge Bucay.

10) Si algo de este artículo te gustó, tenés que saber que no es más que un remix de argumentos a favor del “plagio”.

Octavio Almirón es estudiante de la Licenciatura en Artes de la Escritura de la Universidad Nacional de las Artes. Participó en el taller “El decir minúsculo” de Juan Solá y en el taller “Los fatales” de Tomás Rosner. En el año 2020 ganó el Primer Puesto en Poesía del Certamen “Alma en letras” de la Academia Argentina de Literatura Moderna. Próximamente publicará su primer libro “La zona restringida” por Halley Ediciones.

Instagram: octalmiron

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