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Entrevista por Diego Alfaro Palma

¿Qué libros te impulsaron a escribir?

No recuerdo un momento en el que comencé a escribir, pero sí dos libros que fueron claves en la forma en que cambié la manera en que entendía la literatura y claro, también la escritura. Un gran amigo librero me regaló un volumen con los cuentos completos de Amy Hempel. Me volaron la cabeza. Quedé muy sorprendida por la libertad que la autora se permite en estos relatos, en relación a las estructuras y los géneros que yo conocía hasta ese momento. Ese fue un momento bisagra. Otro libro fue Revelación de un mundo de Clarice Lispector. Su capacidad para cargar de significado cualquier aspecto de lo que la rodea, la forma en que le da dignidad a lo cotidiano, a lo que podría ser considerado anecdótico, me parece estimulante.

¿De qué enamorarse y de que no cuando se escribe?

Enamorarse de los días buenos, de esa sensación de satisfacción que cierra una jornada provechosa de trabajo y guardar esa sensación para los días no tan buenos. No enamorarse de las frases o párrafos que nos parecen valiosas por alguna razón, pero que, muy en el interior, sabemos que no deberían ir en el texto.

¿Tienes algún ritual o rutina a la hora de escribir?

No tengo rutinas ni rituales, aunque me encantaría y lo he intentado muchas veces. Pero sí tengo un hábito: tener lápiz y papel siempre a la mano, ya sea cuando salgo o cuando estoy en casa (el celular no me acomoda para escribir, tipeo muy mal en la pantalla). Me la paso armando imágenes y escenas mentalmente, hago frases, las mastico un rato, la suelto, paso a otra. Sin ningún objetivo particular o a veces con un texto en mente. Cuando creo que llego a algo que me sirve, lo anoto. Así, cuando me siento a escribir, recurro a mi libreta como pie forzado y no empiezo desde la nada.

¿Por qué se publica un libro?

Tremenda pregunta. Pienso que hay muchas razones, unas más románticas que otras. Pero creo que la razón final es porque aún hay lectoras/es.

¿Cuál es el mejor consejo que te han dado respecto a la escritura?

Borra. Lo que mencionaba antes. Aprender a soltar frases, párrafos, capítulos o, como me pasó con Número equivocado, cuentos completos. Es un libro muy corto, no voy a negar que sentí inseguridad por eso, pero creo que la mejor decisión fue sacar esos cuentos que, aunque le daban páginas al libro, no ayudaban al conjunto.

Una recomendación a quienes están empezando.

Hay varios consejos que me hubiera gustado recibir cuando estaba comenzando. Primero, escribir sin aprensiones. El tener un lector imaginario en el hombro es una enfermedad bastante más común de lo que se cree, no solo en quienes comienzan. Leer mucho, pero dejando que sea la curiosidad la que elija esas lecturas, no el deber ser. Por último, no dejar ninguna idea para después y anotarla donde sea y a la hora que sea, sin excepciones.