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Line of duty  (Crítica)
Line of duty (Crítica)
Line of Duty Crítica por Verónica Boletta.

Siento especial predilección por las series británicas. Una de las características que las destaca es su acotado número de capítulos. Esto impacta en el desarrollo de las historias. Prescinden de elementos superfluos concentrándose en el meollo. Otra cuestión, no menor, estriba en la periodicidad de sus temporadas. Libres del mandato de la frecuencia anual, ocurren cuando están a punto.

Line of duty (Línea de deber) cumple las condiciones enunciadas. Tras su exitosa primera temporada de 5 capítulos estrenados en 2012, retornó en 2014, 2016, 2017 y 2019 con un formato de 6 episodios en cada ocasión. Netflix ha prescindido de las dos primeras. Aún me pregunto el motivo de esa decisión empresarial. No ha sido escollo, sin embargo, al momento de ver aquellas disponibles.

La serie refleja la labor de la unidad AC-12, un equivalente de Asuntos Internos u Oficina Anticorrupción policial. A este escuadrón llega el sargento Steve Arnott (Martin Compston), agente de un equipo antiterrorista, tras negarse a ocultar una operación de su equipo que fracasa. El éxito de público de esta historia, desarrollada en la primera temporada, marcaría la transformación de la miniserie en serie. El elenco estable se completa con el superintendente Ted Hastings (Adrian Dunbar), quien conduce la AC-12 y Kate Fleming (Vicky McClure), oficial que actúa habitualmente como infiltrada en las unidades u oficinas a investigar. Frente a las cámaras, este trío. Tras ellas, el creador, guionista y también productor, Jed Mercurio.

Las tramas, dominadas por la complejidad de los temas que abordan, discurren con mesura. El desenlace, la resolución del caso que se analiza cada temporada, se cocina a fuego lento. No se abusa de giros inesperados. Atravesamos momentos de dudas junto con los protagonistas. Nos descubrimos permeables. Después de todo, la línea del deber es tan delgada que hasta un mínimo suspiro podría apartarnos de ella. Una serie de malas decisiones, una vacilación podría impulsarnos hacia otro lado. Los personajes no son inocentes ni mucho menos perfectos. Su vida personal es caótica, voluble, inestable. Del mismo modo, quienes son investigados. ¿Qué impulsa la corrupción policial? En alguna ocasión, la tentación de una vida sin sacrificios; en otra, la presión por cerrar algún caso resonante y, para ello, «plantar» pruebas; la posibilidad de venganza, tal vez. Line of duty explora estas alternativas y lo hace sin subestimar al espectador. No hace planteos dicotómicos sino que borda los distintos tonos de grises. La excusa es el género policial. Esta fábula no exagera su moraleja. Sólo nos recuerda que supervisar a los encargados del control es una forma de asegurar la justicia y que ella no es exclusiva materia de cortes y abogados.

Perlitas: La solidez de las interpretaciones tanto del elenco regular como del circunstancial de cada temporada.

Los habituales interrogatorios en los que se apoya la labor de la AC- 12, flemáticos, precisos, minuciosos; cercanos a los que suponemos ocurren en los juicios orales; muy alejados de los que nos ofrecen las series americanas y sus estereotipos de policía bueno y policía malo.

Line of duty es una serie sin estridencias, brillante bajo sus modos clásicos que nos recuerda que actuar con apego a las reglas es el mejor curso de acción en una encrucijada. Steve, Ted y Kate dan fe de eso.

Biografía

Verónica Boletta reside en La Plata donde ejerce su profesión de contadora. Escribe poesía y narrativa. Su último libro publicado es la colección de microrrelatos Número puesto (Halley Ediciones, 2020). Es aficionada al cine y las series.

Blog:

Estación de micros (enlace:https://estaciondemicros.wordpress.com/)
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