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Fargo (Crítica)
Fargo (Crítica)
Fargo – Tercera temporada – Crítica por Verónica Boletta.

En cada una de sus temporadas Fargo rinde homenaje a la película del mismo nombre. El film, estrenado en 1996, fue escrito, dirigido y producido por los hermanos Joel y Ethan Coen quienes son, además, productores de la serie.

Cada temporada relata una historia autoconclusiva y renueva su reparto. Dicho esto, hablar de temporadas no es una expresión aplicable en sentido estricto. Los guiones son obra de la pluma inspirada de Noah Hawley. Productores y escritor, el trío creativo soporte y base de este universo, permanece edición a edición asegurando la cohesión de los restantes elementos.

No estamos ante precuelas ni continuaciones del film. Uno a uno, los casos recrean aspectos distintivos que encontramos en la película: un pueblo pequeño enclavado en una gran extensión nevada; una ruta poco transitada, una estampilla, crímenes fallidos, asesinatos por accidente, crímenes para encubrir otros, la tensión de disputas familiares, matones parcos, investigadoras aplicadas en descubrir la verdad. Todos estos ingredientes dan forma a un policial con dosis de humor negro y abundante absurdo, servido con giros de guión que enaltece a todos ellos.

Desde los títulos se reitera la advertencia, otro sello distintivo: «Por respeto a los vivos se han cambiado los nombres de los protagonistas. Por respeto a los muertos se ha contado todo tal y como ocurrió».

La tercera temporada recrea la disputa entre dos hermanos, un empresario exitoso y un agente de libertad condicional que, además de tratar a diario con ex detenidos, mantiene una relación romántica clandestina con una de sus controladas (Mary Elizabeth Winstead). Ambos hermanos, interpretados por Ewan McGregor detalle que advertí hacia el segundo capítulo, prueba de mi distracción y de la caracterización de los personajesmantienen una controversia por una valiosa estampilla. El sello postal y la codicia por poseerlo inicia la retahíla de desaguisados del hermano pobre. El ex convicto a quien chantajea para que perpetre el robo confunde población y víctima asesinando al padrastro de una policía local (Carrie Coon). Será ella, la detective Gloria Burgle, quien comenzará una minuciosa investigación del crimen y del pasado familiar. El viaje hacia esa historia brinda algunas escenas de una atmósfera tan irreal como la de Twin Peaks.

El hermano rico y su socio titulares de una empresa dedicada a la explotación de estacionamientos advierten que, tras recibir un préstamo de dinero, se han transformado en la fachada legal del lavado de dinero de un misterioso nuevo socio. Con él comienzan las desventuras e ilícitos del hermano exitoso.

Al primer crimen por error se suceden otros, tan absurdos como siniestros, mezcla de casualidades y equívocos.

Dueños de un poder aparente, los personajes masculinos naufragan en sus errores. Los personajes femeninos, mucho más sagaces y resistentes que ellos, crecen durante el transcurso de diez capítulos hasta poner las cosas en su lugar.

¿A quiénes gustará esta historia? A los amantes del humor negro peculiar de los hermanos Coen, a quienes gusten del género policial con ribetes grotescos, admiradores del universo Fargo, en general y, en particular, a quienes deseen ver una metáfora de capitalismo extremo y posverdad envueltos en contabilidad doble y amores impensados.

Biografía

Verónica Boletta reside en La Plata donde ejerce su profesión de contadora. Escribe poesía y narrativa. Su último libro publicado es la colección de microrrelatos Número puesto (Halley Ediciones, 2020). Es aficionada al cine y las series.

Blog:

Estación de micros (enlace:https://estaciondemicros.wordpress.com/)
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