Textos de Otres

Cuento: Encuentro y Ausencias (Marilena Pereira)
Cuento: Encuentro y Ausencias (Marilena Pereira)
Presentamos a Marilena Pereira y su cuento: Encuentro y ausencias.

La mesa dispuesta, ya lista, mira al jardín iluminado por pequeñas farolas. Espera la hora del encuentro. El mantel blanco, la servilleta bordada que compró hace años y nunca usó, la copa de cristal, la porcelana azul y la mesita de servicio aún vacía, dejan un espacio en el centro.

El vapor empaña el espejo y escapa por la puerta del baño mientras viste su camisa roja y calza sus tacos. Toma el celular. Recorre el intercambio de mensajes de la última semana, desde el día en que marcaron la cita. Eligieron como tema para el menú el viaje que hicieron a Italia hace algunos años, pero para el postre habían decidido hacer un pequeño salto a Francia.

El aperitivo sería un Negroni. Lo habían tomado sentados en una gran plaza en Turín. Lo acompañarían con palitos de verdura crudas y hojas de endivias que mojarían en oliva virgen extra saborizada con pimentón picante una, ajos otra y tomillo y limón la última, iguales a las que les sirvieron en un bar de Roma. El plato principal sería una pasta a la Carbonara para recordar su capricho de probar ese plato en cada ciudad visitada. Para el postre aceptó hacerle el gusto. Optaron por una tabla con un Camembert, peras, damascos secos y miel. El vino, el preferido de ambos, un Pinot Noir levemente refrescado. Había sido difícil encontrar esa cepa. No es común en su ciudad.

Ante el espejo arregla el cabello, coloca las caravanas que compró en Florencia. El spray de su perfume dispara detrás de las orejas, en las muñecas y en el escote.

La mesada de la cocina ya tiene todas las preparaciones previas puestas en orden. Enciende la hornalla para que comience a calentar el agua para la pasta. La bandeja de pan, las verduras y los aceites van a la mesa de servicio. La botella de vino, a la puerta de la heladera. Cubos de hielo van al vaso, seguidos por los componentes del Negroni. Una prueba. Algo más de Martini Rosso. El vaso a la derecha de su plato.

En el centro de la mesa la laptop con su pantalla abierta en Skype, cuenta los segundos. A las nueve en punto entra la llamada. La saludan una sonrisa esperada y una mano que levanta un Negroni en su brindis.

Miles de palabras, risas, suspiros, gestos, cuentos, historias y recuerdos y confesiones se fueron desgranando interrumpidos por momentos para el descorchar de dos botellas de vino, para colocar la pasta en el agua, retirarla y agregarla a la mezcla de panceta, huevos y parmesano, para traer la tabla de postre.

Al acabar la cena ya no restaba vino en su botella. Apaga la pantalla de Skype sintiendo el pequeño punzón de la ausencia. Cierra la laptop. Detrás, en el sitio antes oculto, una copa con un poco de vino y un plato de postre con un trozo de queso y una cucharita sucia de miel.

Toma la copa. Bebe de ella.

Saborea el resto de miel.

Marilena Pereira (Uruguay, 1962) se inicia en la pintura para luego llegar al mundo de las

letras. En 2011, en Montevideo, ingresa al Taller de Escritura de G. Aguilera, en 2014

asiste al Taller Ruben D’Alba conducido por el Prof. L. Marauda y en 2019 inicia estudios

con el poeta R. Courtoisie. Publica su primer cuento en 2015 en el libro por de los 20 años

del Taller Ruben D’Alba, en 2016 publica “Al Alba – Cuentos y poemas” (Rumbo Editorial),

junto a otras cuatro escritoras y en 2018, “Una vida, una flor” (Kruk Ediciones).

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